miércoles, 17 de junio de 2015

THE IMITATION GAME

[6/10]
¿Qué significa que una película tenga "interés histórico"? A mi entender, no se trata de la curiosidad sobre los momentos pasados. Es cierto, eso añade cierta diversión cuando uno se pone a ver el film. Pero la historia juega un papel más importante en el cine cuando tiene un significativo valor que puede hacer mella en el presente. No veo que existan planteos en esta dirección en The Imitation Game. Sin embargo, la obra pretende discutir o, mejor dicho, destacar ciertos debates de tipo moral, a saber, la orientación sexual y la ética bélica. Debemos al guión y al director Morten Tyldum la explicitación de estos tópicos, pero, a decir verdad, ambos aparecen separados de un modo algo innatural al devenir dramático del argumento. Me refiero a un tipo de películas que, más bien, quieren poder simplemente contar una historia (basada en un hecho verídico), y no se enfocan en constituirse en piezas de un impacto sólido. 
Nos encontramos en el Reino Unido a comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Un grupo de expertos matemáticos son contratados para secretamente descifrar el código que encerraban los mensajes con los que los alemanes se comunicaban cifrados en una máquina llamada Enigma. Alan Turing (Benedict Cumberbatch, casi tan Sherlock como siempre), un solitario genio de los códigos, se une al grupo en esa misión Top Secret. En este proyecto intervendrá -de alguna manera que no revelaremos- una mujer, a quien interpreta Keira Knightley.  
Justamente la sexualidad aparece, aunque no por única vez, cuando el film trata el rol de la mujer en los trabajos relacionados con las ciencias duras, además de estar mezclado con el ejército. Los británicos reconocen el papel de las mujeres en la guerra (como vemos en el monumento dedicado a ellas en Westminster), pero Tyldum prefiere exponer la parte más pacata de la sociedad de la época, cerrada en cuanto a las libertades sexuales en general, esto es, muestra de una sociedad que hoy llamaríamos netamente heteronormativa. Afortunadamente -como dijimos- el tema no se detiene en la práctica laboral femenina, sino que prosigue hacia otros aspectos que le dan variedad al desarrollo argumental. 
No obstante, la profundidad del polémico temario de The Imitation Game está eclipsada con simples situaciones caracterizadas de un modo ya trillado. El militar que cree en la efectividad, los galanes de los treinta, y la conclusión final que roza el tema del heroísmo bélico. Esto último nos trae a la cuestión de la ética en la guerra que mencionamos. La posición que enseña la película es que puede haber una ética bélica. Claro que habría una moral y que sólo atinamos a conformar una ética cuando las situaciones son extremas y parecen requerir de una. En suma, esa obligación de transformar la moral en ética a la que nos enfrentan los conflictos armados es, en cierto sentido, una ética a martillazos, que en realidad parece ser uno de los pocos y lamentables modos en los que los hombres la construimos. 
En términos generales, The Imitation Game aporta un mensaje bastante de modé, por no decir retrógrado, ya que se pueden alcanzar más conclusiones que las llanas opiniones que critican la moral sexual de la década del 30 y, lo que es peor, que parecen avalar su moral bélica. Entonces, interés histórico, no; ¿curiosidad? Si a ustedes se las despierta...


Hernán Manzi Leites

Foto: Original de una máquina Enigma. Imperial War Museum, Londres.

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