lunes, 1 de junio de 2015

MASTERS OF HORROR

THE DAMNED THING

Hay un momento de la semana en el que la programación de la televisión y yo mantenemos cierta intimidad. Son los domingos por la medianoche. Esto es fruto de una programación de horror que amerita mayor atención que la que le puedo dar un viernes -cuando las películas de terror se apoderan de los canales de cable y aun no me cayó el séptimo día de la semana encima. 


Vivía de manera muy especial cuando The Film Zone pasaba Being Human, y ahora debo expresar mi alegría por la serie Masters of Horror, que Canal 9 televisa los domingos, ya a la una del lunes. No es la primera vez que disfruto uno de esos episodios, que dirigen distintos artistas con también distinto éxito. Sin embargo The Damned Thing (2006) deja ver a un viejo y querido Tobe Hooper, que recordamos por The Texas Chainsaw Massacre.  
Sí había gore en la masacre de Texas y está a la vez presente en este mediometraje donde la locura, llevada desde un punto de vista psicológico-social, es el motivo del crimen y la tragedia. Lo mejor que hace Hooper (contrariamente a lo que haría la psicología), es no proveer al espectador de explicaciones y razones para esta locura en masse, sino señalar con ella el fenómeno maligno. La ganancia de esta estrategia es doble, y funciona tanto en The damned thing como en The Texas..., me refiero a que vemos las consecuencias de una sociedad hundida por la explotación económica del American Dream sin pretender dar los argumentos sociológicos de su origen. Esto ayuda en mucho a generar el pliegue donde aparece lo siniestro, lo fantasmático y, en suma, el horror, existan o no elementos fantásticos; he aquí la ganancia por partida doble. Por fuera de esta opción, la trama carecería de vigor o, sencillamente, cambiaría de género. 
Cabe la chance de que lo fantástico de The damned thing nos parezca fuera de lugar, pero tengamos en cuenta que la pieza se encuentra inspirada en el cuento homónimo de Ambrose Bierce (1893). Él plantea una relación particular entre el hombre y la naturaleza, y discute sobre los sentidos y lo que surge de la mezcla de estos con las creencias. Bajo esta luz, el empleo de la fantasía en película es consecuente. Nos aleja de aquel reality del espanto redneck, aunque, en este autor no muy prolífico, el mensaje propuesto con treinta años de diferencia se mantiene. 
Por todas estas noches de televisión, programas doblados y escenas de terror de calidad, me uno a los desvelados. Hombre que todo lo quiere saber: con el sueño nos perdemos de mucho. La sabiduría del vampiro es nefasta, pero lo mantiene como a un rey privilegiado entre los vivos. 

Hernán Manzi L.

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