sábado, 27 de marzo de 2010

ERNESTO SÁBATO, MI PADRE

(Puntaje: 8)
Ernesto Sábato es uno de los intelectuales más reconocidos de la República Argentina y de la lengua castellana. Desde el colegio secundario los adolescentes leen su novela de los años cuarena El túnel y después, los más osados, continúan con la que hasta hoy se considera su obra mayor, Sobre héroes y tumbas. A pesar de su trayectoria literaria, Mario Sábato, director de este documental e hijo del laureado, aclara que no se verá en Ernesto Sábato, mi padre un recorrido o un análisis de la labor artística del escritor, sino un retrato "íntimo". Incluso afirma que el trabajo comenzó a partir del deseo de dejar a sus nietos e hijos un documento familiar que recopilara aspectos generales de la vida y trayectoria de su padre.
No obstante esta advertencia, ni el conocimiento de la vida del escritor resulta superfluo para una vía de análisis de su obra -aunque sí resulta imprudente "biografizar" sus ensayos y novelas-, ni el presente documental evita hablar de sus trabajos. De hecho, una buena parte de éste versa sobre el proceso de creación de Sobre héroes y tumbas, y también de otro importantísimo legado de Sábato, su aporte como director de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), impulsada por el ya difunto entonces presidente de la Argentina, Raúl Alfonsín, que dejaría como resultado la investigación que se plasmó en el Nunca más.
El documental se compone de antiguas fotografías familiares, documentales sobre el mismo Sábato realizados con anterioridad por su hijo, entrevistas a personalidades que lo conocieron (Monseñor Laguna, Monseñor Cassaretto, Raúl Alfonsín, Magdalena Ruiz Guiñazú, China Zorrilla, Mercedes Sosa, Alejandro Dolina) y un "recorrido guiado" por Mario a través de los ambientes del que por décadas ha sido -y sigue siendo- su hogar en la localidad bonaerense de Santos Lugares. El resultado de este collage (pues hasta el propio director duda de que pueda llamárselo película... aunque por supuesto es discutible) es eminentemente positivo. La fuerza de los relatos del escritor, cuando aparece, aportan momentos tanto de dramatismo como de reflexión que enriquecen el horizonte filosófico del espectador, más aun si éste está interesado en la obra de Sábato (y, a modo de sugerencia, de manera superlativa si ha leído Sobre héroes y tumbas).
Por lo anterior, no debemos excusar al director de proponer una estructura quizá poco armoniosa. La división en capítulos, si bien no arbitraria, da cuenta de un recorte a veces abrupto y a veces muy extenso de la información. Más allá de esto, que logra corregirse hacia el final del film, Ernesto Sábato, mi padre no puede asegurar un foco de atención constante al espectador, ya que al menos son cuatro los tópicos sobre Sábato que desarrolla: su biografía, el proceso de escritura y Sobre héroes y tumbas , su labor político/social y su situación actual. El primero y el último de estos puntos se mezclan con cierta armonía en el conjunto, pero no puede decirse lo mismo del resto. Cuando se habla de Héroes y tumbas no puede esperarse un diálogo discreto sin la lectura de esta obra y su extensión puede derivar en aburrimiento. Pero claro, el resultado de la propuesta puede ser la toma de interés. Por otra parte, hay más de la trayectoria política de Sábato que aprender. Por ejemplo, no se menciona su relación conflictiva con el peronismo.
Refugiado en el carácter íntimo del film, Mario Sábato se refugia un poco en estos contrapesos, que, sin embargo, no son tales si se considera qué hubiera sido de este documental sin alusiones a la obra de Ernesto Sábato y a su devenir político, aunque las referencias sean escasas o, eventualmente también, excesivas.
El legado principal de Ernesto Sábato, mi padre es el de informarnos acerca de las cavilaciones y problemas (por ejemplo su personalidad casi obsesiva) de un artista y pensador que aun vive, refugiado en ese fragmento del conurbano, y de sus relaciones. Incluso, nos habla del futuro de este interesante personaje. Por otra parte, se recordarán momentos y personajes de antaño, como Raúl Alfonsín o la gran Mercedes Sosa, de quien se recoge un emotivo video junto al escritor, sobre el escenario y en el ámbito de su hogar.
Esta obra de Mario Sábato llega, por fortuna, a tiempo. Ernesto Sábato nació en 1911. Poner empeño en recordarlo antes de su deceso, aunque a una persona casi centenaria tiende a atribuírsele eternidad, es trabajar por una memoria menos forzada que la que viene luego, llena de laureles de gente que jamás supo quién pudo haber sido este hombre. No obstante, su permanencia está en los libros que ha escrito: no hay documental que pueda suplir su lectura.



Hernán A. Manzi Leites



2 comentarios:

Gonzalo R. Roncedo dijo...

Muy bueno che. Qué lamentable que Argentina sólo siga a viejos fachos como Borges, que de metafísica mienten (porque acaso creen que el realismo es ficción y que pueden manipular así las letras). Este grande, junto a Bird, Gudiño Kieffer, seguirán vivos en la memoria, incluso hoy, aunque fachos como Borges no quieran. Porque por eso este país es tan grande y dio tanta siembra.

Anónimo dijo...

Un indocumentado es una persona que puede tener una experiencia, un ejemplo, una información, un amor, un sentido. Pero ante la fuerza del no ser, debe romper muchas barreras de verdades inmutables.

El que busca el camino del pensamiento y la acción se encuentra con Borges y también con Sábato, entre otros. Nos encontramos con toda clase diferente de personas, libertades, ejemplos, encuentros y desencuentros, aunque todos los que están despiertos ven lo mismo, solo hay que saber distinguir la paja del trigo en el mundo del pensamiento, ya que en el ámbito puramente humano, las distinciones y jerarquías se desvanecen, más cuando se admite con humildad que dentro de los miles de factores dinámicos que forman la realidad y la realidad del pensamiento, seguimos administrando nuestra voluntad desde los impulsos naturales y automáticos de la supervivencia animal, que escalarmente construyen nuevos planos con la sabiduría y la inteligencia.
En donde existe humanidad no existe perfección objetiva e ideal, más si desde la subjetividad percibimos e intuimos las verdades circunstanciales que nos muestran el valor de acción sentido como la esencia o el perfume de la verdad, que al final de cuentas es la transmisión instantánea de una síntesis filosófica en el ejemplo, y sabiendo que todo ejemplo o acción muestra al opuesto, al semejante, al diferente, al común, nos alimenta, en algunos inconcientemente y en otros intentando traducirlo en palabras y luego en obra.
Más toda imagen del mundo es manipulable, podemos jugar con ella y también con nuestra propia imagen. Necesitamos de la imagen, porque la podemos transformar en cualquier instante sabiendo que no solo somos eso que construímos, sino algo más, desconocido y aún por conocer, especialmente cuando encerramos a nuestra imagen en un muro impenetrable, sin salida y sin entrada, en donde sobreviene la desesperada búsqueda de encontrar, que luego será construir, una puerta, un puente o un túnel de comunicación.
Sucede que de la misma manera que utilizamos la maleabilidad para manipular nuestras imágenes, existe una verdad que admite que la palabra "nuestras" exponga una libertad de manipulación de "la imagen" usándose esta de titireteros sobre terceros. Poéticamente no existe ningún inconveniente, hasta que llega a los territorios materiales, en donde cualquier titiretero usa la imagen del pensamiento en su propio beneficio, sobre otros descuidados observadores poetas y tambien realistas.
A pesar de todo las ideas son temporales, efímeras, útiles al contexto y a un tiempo concreto, lo que obliga que si se mantiene a una idea en el tiempo tiránicamente, debe establecer todos parámetros necesarios por la fuerza, con todos sus certezas, opuestos y defectos que por automátismos son rechazados y devenidos en desconocidos y no resueltos, aunque actúan fervorosamente en segundo plano para aquellos que solo ven con un solo ojo, disminuyendo la sabiduria y la aplicación de la inteligencia en un campo mayor.
No es compasión, no es amor, es solo verdad, es lo que es, es acción, todo lo demás es un artefacto útil a la transmisión de información, a la construcción, al arte y la relación.
Después que has estudiado y constatado el conocimiento, te encuentras solo con las personas y el mundo, y es ahi en donde se desvanecen las fronteras y te das cuenta de lo mucho que falta y de lo poco que sabes, y aunque la tentación te ofrezca la comodidad y seguridad de una parcela nunca, te conformarás porque ya has visto, y no es más que descubrir el impulso natural de la vida en donde el pensamiento se hace insignificante, y al mismo tiempo necesario para la no destrucción. Lo que pone en evidencia al pensamiento mágico, creativo, que se encuentra antes del acción y del pensamiento, al mundo en donde se generan las ideas del cuál no tenemos control, aunque si disponemos de la dirección de la flecha, la atención, voluntad y libertad de alimentar la mano del arquero.

Un caminante indocumentado que no necesita fronteras.