jueves, 18 de marzo de 2010

NÚMERO 9

(Puntaje: 5)

Por si no estaban enterados, los humanos se pelean entre sí, y capaz que nos morimos todos por el avance de la ciencia, ya lo decían hace sesenta años, ni hablar de los viejos "profetas" mayas y nostradámicos. Pero, al parecer, el cine de Hollywood está interesado en sacar todos los panfletos apocalípticos posibles, lo cual realmente nos hace querer ver alguna comedia romántica o policial mediocre con Richard Gere...

Número 9 es una fantasía animada producida por Tim Burton, y dirigida por Shane Acker, sobre la posible devastación en el pasado/futuro, ambientada vintage en lo que podemos creer fue la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué hubiera ocurrido si los científicos lograban crear inteligencia artificial? ¿Esas máquinas se volverían contra los hombres? Por supuesto, si no, no tendríamos esta película que, como valor máximo, tiene un excelente diseño de los bichitos inteligentes, de arpillera y objetos viejos (los buenos), y de los malísimos transformers de chatarra, que quieren destruir todo resto de vida anímica que se les oponga. Humanos en ese mundo devastado ya no hay más, sólo existen pequeños restos de almas insertos en estas criaturitas adorables o detestables.
Los creadores consiguieron, para esta obra, una pila de actores de renombre, con el fin de aumentar el interés que podría generar Tim Burton como productor. Así es como contrataron a Cristopher Plummer (#1), Martin Landau (#2), John C. Reilly (#5), Crispin Glover (#6), Jennifer Connelly (#7), Fred Tatasciore (#8) y el protagonista, #9, Elijah Wood.
En un principio, y en ciertas ocasiones, lo que ocurre parece ser excitante, pero luego todas las oportunidades de darle vuelo a la obra son tiradas a la basura. Una imagen: cocinar un exquisito pastel y luego aplastarlo con un tenedor y servirlo, aduciendo que el sabor es el mismo. Número 9 podría haberse volcado al género de terror o a la ciencia ficción de un mood mucho más serio del que lo hace. Esta decisión de infantilizar una película casi bélica (aunque casi todas las películas para niños y jóvenes de hoy en día parecen serlo...), de no pasar líneas y quedarse en la más ordinaria lucha maniquea entre el bien y el mal, hace que el espectador desespere por conocer lo que va a ocurrir, que se van a salvar, que va a reir, que va a llorar, y que el final será feliz y los nazis (uy, dije nazis, ah, perdón, capaz eran rusos o yanquis de hace 50 años) serán vencidos.

El interés mayor pudo haber estado, en efecto, en su costado de ciencia ficción ¿Pudo el hombre haber generado avances que ni siquiera hoy en día se conocen, hace muchos años? ¿Hay un límite para la creación científica? Número 9 decide no discutirlo, y deja que nos entretengamos con bichitos que pelean y escapan.

Una película para estudiantes de animación. Ni siquiera los drogadictos podrán entretenerse con los colores brillantes y las ráfagas de efectos especiales, por ese guión meloso, que desperdicia contenidos y tratamientos que pudieron haber sido interesantes.





Hernán A. Manzi Leites

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