martes, 20 de octubre de 2009

LOS TIEMPOS DE LA VIDA (Pandora's Box)

(Puntaje: 8)

Cuando empiece a contar el argumento de esta película, les parecerá poco original y con esa falta de originalidad del género dramático que suele coronar las producciones de tragedias familiares y gente casada. Sin embargo, aún dentro de esta tónica, Los tiempos de la vida logra destacarse. Por eso mismo, fue galardonada con la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. Y, señores, la dirige una mujer, la turca Yesim Ustaoglu (¡me faltan "firuletes" en las letras!).
La historia se vuelca hacia la vida de tres hermanos (dos mujeres y un hombre) que viajan de la abarrotada Estambul hacia las montañas de Turquía para buscar a su anciana madre (inerpretada por Tsilla Chelton, quien ganó la Concha de Plata a la mejor actriz) que había desaparecido misteriosamente. Lo evidente, ocurre: el viaje tendrá ciertos inconvenientes, la mayoría de ellos emocionales. Tras el reencuentro con su madre, perdida en el medio de la montaña, se descubre que tiene la enfermedad del Alzheimer. La vida de los tres hermanos cambiará radicalmente cuando tengan que hacerse cargo de la anciana Nusret, lo cual hace aflorar todos los conflictos familiares de la hija casada, la hija soltera y el hijo vago. A esto se suma la vida extraviada del adolescente Murat, hijo de una de las hermanas, quien sólo logrará hallarse junto a su hermano, quien lo comprende en su relación más de igual a igual, y junto a su abuela, en quien encuentra la paz y la huida al cuestionamiento constante de sus padres.
El relato es bien encauzado gracias a una maravillosa fotografía que logra captar la densidad emocional de los personajes. En relación con estos paisajes, se presenta como otro tópico del film la oposición entre el campo y la ciudad, mostrada como una ciudad realmente horrible. En este punto no cabe duda que esta oposición beneficia a la montaña y la campiña, adonde Nusret quiere regresar, aún sabiendo que no puede hacerlo por su cuenta y que allí no tendrá ayuda (lo cual le interesa poco y nada). El espectador queda atrapado, de este modo, en una contraposición un poco simplista o, si se quiere, romántica. No obstante, la directora atisba a identificar el campo con un espíritu humano que, aún mentalmente enfermo, se hace uno con la naturaleza que lo circunda.

Quien hace mucho tiempo no percibe la emotividad de una película, puede escoger esta y no saldrá defraudado. Lo que sí, le advierto que no muestra el costado bello de la vida cotidiana en la ciudad (porque en el campo parece otra cosa) y las conclusiones de la película tienden más a la perseverancia en la vida que a una resolución de los conflictos. La escena final, hermosa, puede dejarnos esa interpretación. En lo personal, quizá por no haberme abocado a este género dramático-familiar con mucho énfasis, creo que el film es rescatable y cumple con su cometido, que no es original, pero no suele lograrse: la identificación del espectador con los personajes. Visto desde la lejana Turquía (ah, no se ilusionen: nada de exotismos), Los tiempos de la vida cobra un efecto poco probable en el cine de Hollywood. Finalmente, un detalle técnico: se estrena en dvd y el sonido no está muy bien en ciertas partes. Espero que hayan podido repararlo, puede resultar muy molesto.

Un film que gana un espacio por su hechura y dedicación. No exijamos que sea más de lo que es.


Hernán A. Manzi Leites

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