jueves, 20 de diciembre de 2007

ENCANTADA

(Puntaje: 8)

Primero que nada, Encantada sí es una película para chicos, aunque la haya disfrutado muchísimo. Creo que es disfrutable para todos, porque todos hemos visto alguna vez en nuestra infancia una película de Disney (a saber, estoy seguro que alguna de estas: Dumbo, La bella durmiente, Cenicienta, Blancanieves y los siete enanitos, Pinocho, y la inolvidable y tristísima Bambi). Basándose en este recuerdo, se sustenta la nueva producción de Disney, como si las últimas obras de la productora hubieran saturado a los creadores (y público) de imágenes digitalizadas y graciosas historias sin canciones y sin hadas.
Disney cae en la cuenta de que el formato de sus filmes cambió radicalmente, un poco ajustándose a los tiempos que corren. Si bien muchos de nosotros añoramos la época de los dibujantes a lápiz y papel, debemos reconocer que la animación por computadora tiene ciertas "ventajas" por sobre los anticuados métodos, siendo el "realismo" la más destacada en general. Por mi parte, no comparto el furor hiperrealista de muchos espectadores: el cine no es la hermana menor "fotografía" compitiendo con el hermano mayor "teatro". Sin embargo, el capitalismo es así, lo único que importa es vender, y la animación terminó resultando más "redituable" (sin desmerecer la enorme labor de los animadores, quienes, como técnicos y artistas, poco deberían interesarse por el fenómeno dinero, aunque el presupuesto les insista). Empero, hay algo más: los jóvenes de hoy, no son los de antes. Sobre esto, básicamente, se sustenta Encantada.
Hay en Encantada una yuxtaposición entre el mundo de hadas y el mundo "real", que no es solo espacial, sino también, en mi interpretación, temporal (lo que dije antes, el viejo Disney, y el nuevo Disney). La película se plantea, entonces qué ocurre cuando estos mundos se juntan, quién gana, quién pierde. En la resolución de este conflicto se halla una de las partes más flojas de esta obra, aunque, como se verá, era una consecuencia completamente coherente (hasta deductible) que se refleja desde el título mismo. Y creo que critico negativamente el final del filme simplemente porque yo también estoy inmerso en esta juventud de hoy en día que ya no se conforma con lo que se conformaban nuestros padres, aunque sea memorioso, a veces más que nada por rebelde elitista (o quizá por conservador). A pesar de este final que sería interesantísimo discutir (si alguien se dignara a escribir algún comentario a esta entrada, por favor, por favor), Encantada tiene escenas brillantes y metáforas muy claras. Una película de Disney NO DEBE tener metáforas demasiado confusas. La metáfora en Encantada es lo que Disney fue siempre: "te lo explico con una canción", o, a lo sumo, con un chasquido de los dedos.

Soy consciente, también, de que nada de lo anteriormente dicho (la reflexión histórica de la Disney) puede llegar a verse en la película y que termine siendo mero entretenimiento para niños y niñas perfectamente reemplazable por la, digámoslo de paso, pésima, El espanta tiburones. Por eso, recomiendo ver encantada con el corazón lleno de magia en el pecho, sin prejuicios. No vivimos en un mundo de hadas. Veamos Encantada y salgamos del cine cantando.


Hernán A. Manzi Leites

1 comentario:

Lluvia dijo...

No puedo creer que vos hayas escrito esto "No vivimos en un mundo de hadas. Veamos Encantada y salgamos del cine cantando." Creo que por eso la veré. Un beso y me gusta mucho el blog.


Debbie