viernes, 28 de diciembre de 2007

SOY LEYENDA

(Puntaje: 3)

Este es el tipo de películas completamente inútiles, excepto para los recaudadores.
Hay una figura (Will Smith) que es el polo de atracción del producto a vender. El cartel de la película nos lo dice:
WILL SMITH
SOY LEYENDA
Es decir, Will Smith es leyenda. Secundariamente, una vez que compramos la entrada, es leyenda Robert Neville, protagonista de un nuevo filme apocalíptico yanqui. La ciudad, obviamente Nueva York. Fíjense cuán tirado de los pelos, o absurdo, o trillado, o todo esto junto, que es el disparador de este apocalipsis: la Doctora Krippin inventa un tratamiento para el cáncer utilizando positivamente el virus de la viruela. Cura el cáncer, pero luego esta cura se transforma en flagelo, porque los tratados mueren o se convierten en unos monstruitos comesangre. El virus Krippin se contagia por el aire o por sangre, también a animales, que se vuelven bestias feroces. Nueva York tiene que ser evacuada, y allí sólo queda Will Smith, uno de los pocos (hasta bien entrada la película, el único) que tiene inmunidad al contagio por vía aérea. Ah, también tiene una perrita, Samantha, que no es inmune. Sólo es astuta, valiente, querible... animales en el cine.

El director de Soy Leyenda quiso impactarnos con sus imágenes de una Nueva York desolada, con los bichos del Central Park por todos lados y los yuyos crecidos. En cuanto a la relación de Will Smith con la ciudad, para él es un gran gran gran baldío en el cual permaneció para intentar descubrir la cura a este virus. Sí, Will Smith es científico (y, por supuesto, militar... los policías pasaron de moda). Además, Will Smith es muy cool. Tanto, que vemos cómo llega a su casa de cazar monstruos y se pone a escuchar Bob Marley, para él, el músico más grande. Algunos dirán que a esta vulgar metáfora de la búsqueda de Bob de un mundo pacífico en la situación de humanidad que ha de ser rescatada de las garras de la monstruitis "le chorrea la muzzarella". Lo dejo al criterio del espectador, pero les aseguro que a esta película se puede asistir borracho y entender todo. Es más, con todo lo que dije, dudo que uno no pueda asistir sino borracho.

En suma, en absoluto vale la pena Soy Leyenda. Para los que vieron Exterminio, las similitudes son obvias, sólo que este último filme es mucho más complejo e interesante (al borde de no serlo). Lo valioso de la película es la entrada. Y los efectos especiales... felicitaciones.

Hernán A. Manzi Leites

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