jueves, 7 de agosto de 2008

LA OTRA BOLENA

(Puntaje: 6)

Decir historia "tergiversada" es una tontería. La historia es creación humana, así que descartemos de entrada que una película pueda ser "mala" por no representar la historia como fue. Y, en vistas del puntaje que otorgué al filme, no lo hago como defensa de The Other Boleyn Girl (menos con Portman y Johansson encabezando el elenco... ¡y Eric Bana de Enrique VII!), sino como defensa del género histórico.

Ay, ay, cómo comenzar... el género histórico no es un género a menos que de sí mismo se haga historiografía. ¿Por qué no podría ser, digamos, un drama o una comedia? Sin embargo, tendemos a agregarle conceptos a la definición de género histórico (historia+drama+espionaje en la corte del Rey Arturo) y no al revés, o el concepto de historia por sí solo. La historia tiñe todo el fondo, y su contemporaneidad es, por ende, relativa: es sólo pasado. Pocas películas logran que leamos la historia desde un punto de vista más allá de lo contemplativo (el pasado monumental o anticuario). La otra Bolena, diría que por fortuna, no intenta reflejar la historia "real" con sus personajes altamente telenovelescos, básicamente su principal transgresión (no su originalidad).

Scarlett y Natalie (Mary y Anne Boleyn) son hermanas que pueden llegar a disputarse, mediante sus contactos reales (su tío, en esencia), el corazón de Enrique VIII. El corazón late de poder. En este nudo, saltarán la inteligencia, el odio, la devoción... en términos muy explícitos y muy simples. El giro argumental más bien no abrupto funciona en el engranaje de la historia toda, y se sabe que su desenlace son un par de cabezas cortadas. Evidentemente, el director (Justin Chudwick) y los guionistas debían contar con que el público -el público inglés ni hablar- conoce el relato de cómo el rey Enrique VII decapitó a Ana Bolena habiéndose separado de la iglesia de Roma y creado la iglesia anglicana sólo para poder divorciarse de Catalina de Aragón. Quizá el hecho de que en el filme se haya apostado por una puesta "seria" y lejanamente "teen" pero extremadamente efectista y burda pudo ser sostenida por la sólida actuación de Natalie Portman. Scarlett era la boba, enamoradiza. Siempre lo fue, qué importa. Eric Bana como sex symbol, perdón, como el Rey de Inglaterra.

En síntesis, una superproducción inútil y una historia "light" con bofetadas y partos.

Escuchar "The six wives of Henry the VIII", de Rick Wakeman, requiere de un trabajo intelectual para adivinar la historia como concepto. En La otra, la Historia importa poco (ya excesivamente poco) y uno tiene que pagar entradas caras.

Hernán A. Manzi Leites

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