lunes, 10 de marzo de 2008

PROMESAS DEL ESTE

(Puntaje: 7)

Un poco tarde llegó esta crítica, pero espero sirva para los que ya la vieron y para los que no. A discutir.

Es difícil precisar a qué género pertenece Promesas del Este, aunque a simple vista uno pudiera llamarla thriller. Más bien, creo yo, Promesas es una suerte de "drama" enmarcado en un molde de dicho género, y en ello reside la mayor originalidad de la película. La turbulenta historia de una chica rusa de 14 años obtenida de su diario al morir en el parto, es el disparador de la odisea que vivirá una excelente, como siempre, Naomi Watts, la partera, al tener que introducirse en el ambiente de la mafia rusa en Londres. Ésto, en pos de obtener información sobre la familia de Tatiana, la madre de la bebé que logró nacer, para poder devolverla a su tierra de sangre. A Anna Ivanovna (Watts) la situación le tocará más de cerca por ser ella de ascendencia rusa, como la madre, la bebé y los mafiosos. Se ve así cómo el título de la obra alcanza a todos sus personajes (del Este, pensemos, de todos modos, más en la URSS que en la actual y poco romántica Federación de Rusia).
Gracias a esta estructura de "culebrón", una gran dirección de David Cronenberg y grandes actuaciones, la película logra salirse de lo mil veces visto. Además, la utilización casi kitsch de ciertos elementos argumentales y fílmicos, será aprovechada para escapar de la sordidez y densidad de un drama o un thriller clásico, a través de un humor que no llega a ser tal plenamente, frontera claramente delineada por el director canadiense.

Sin embargo, los aspectos que esta obra tiene de interesante y entretenida, o los hallamos en el tratamiento profundo de la comunidad y la historia ruso-oriental y, tampoco, en un análisis original de la violencia urbana, u otros temas. De todos modos, un filme no tienen por qué proponerse necesariamente un objetivo más allá de lo estético y lo "estrictamente cinematográfico". Pero esto es, en ciertos casos, desperdiciar las oportunidades que un arte masivo e influyente como el cine nos brinda. Estas chances fueron bien aprovechadas, por ejemplo, por su competidora al premio de la Academia a mejor película, Petróleo Sangriento. Empero, esta última carece de la fluidez y el "carisma" de Promesas del Este; y repito, como dije respecto a Black Book, que las películas han de poder lograr ese comercio con el alma del espectador llamado entretenimiento y emoción, y aquellas que más lo alcanzan suelen ser las que más recordamos y volvemos a ver. Puede esto ir o no de la mano de la taquilla, pero nuestra memoria no ha de guiarse por el libro Guiness. Nuestras sensaciones nunca lo hacen.

Hernán A. Manzi Leites

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