(Puntaje: 6)
Retorno hace dos días de la vacaciones: acá tienen una película que se estrenó ya hace un par de semanas. Con el apuro de la partida no pude escribir antes en la crítica. Así que volvemos a la "normalidad". Saludos a todos, lectores.
Por fin Nora logra suicidarse. Quince intentos de suicidio no son poco, más a una edad avanzada como la de ella. Pero Nora es calculadora y deja todo listo para que su familia celebre unas festividades judías, que por esos días se celebraban, con abundante comida. Esta precisión y el articulado planeamiento de sus acciones es lo que siempre perturbó a su ex marido José (Fernando Luján), y él no tiene dudas de que esa actitud fue una de las causas de su divorcio hace ya varios años. Su antigua mujer, ahora difunta, había escogido esa fecha para suicidarse con el fin de que se removiera el arenal que yacía bajo el peso de tradiciones ancestrales (las judías) y fardos familiares. Por supuesto, Nora sabía que el rabino Jacowitz iba a seguir estrictamente la ley judía, y que entonces su entierro se demoraría por unos días, más aún, sumándole la complicación de que el suicidio pondría más piedras en la rueda que un fallecimiento natural. Harto de esta manipulación de ultratumba, José toma decisiones drásticas que no harán, al fin y al cabo, sino sumar problemas con la familia, los extraños y la difunta.
Mariana Chenillo, la directora de este film mexicano, nos ofrece con Cinco días sin Nora, una comedia de finos rasgos y algún buen momento de dramatismo. Sin embargo, aun cuando nuestro cuerpo adora las carcajadas, la categoría "comedia" (y ni hablar de "comedia negra") no ha de ser tomada como sinónimo de risas, a pesar de que existen muchos chistes con difuntos. La connotación general de la película es la añoranza y las relaciones familiares, lo cual podría haber incitado a la directora a elaborar un drama. Por fortuna, no fue esta su postura y el film llega a buen puerto, en particular hacia el final, tras un principio sostenido centralmente por la actuación de Fernando Luján y la aptitud técnica de la crew.
Por otro lado, el mérito de la película de Chenillo es su trabajo en la emotividad de los personajes y las escenas: los protagonistas no paran de mostrar su personalidad y, sin embargo, esta resulta ser una mera máscara que logrará develarse en el transcurso del relato. El modo en que la directora opera con estos cambios y revelaciones es sutil y sostienen, como ningún otro elemento, los cimientos de la obra.
Cinco días sin Nora ha ganado varios premios internacionales, como el Astor de Oro a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata o un galardón equivalente en el festival de cine latinoamericano de Biarritz, entre otros. Es difícil decir que el espectador pueda sentirse "decepcionado" con este film de sutiles trazos y suavidad ATP, pero también sería excesivo situarlo encabezando una lista de obras "impactantes". Personalmente, considero que la falla está en no darle al humor "de risa" un espacio privilegiado, lo que provoca varias reacciones de los críticos: adjetivarla de "deliciosa", decepcionarse o directamente mentir. Aunque no podría negarse la "acidez" de muchas situaciones, Cinco días sin Nora genera un humor demasiado poco agresivo como para no abandonarnos a la placidez de unas interesantes situaciones, "deliciosas", como dije antes, pero pasajeras como un sabroso cocktail de bienvenida. Siendo el primer largometraje de la directora -que es además guionista- podemos esperar mucho de su calidad e intelecto, o quizá su llama se apague, Dios quiera que no, con esta "buena" película.
Hernán A. Manzi Leites
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