viernes, 13 de junio de 2008

LAS CRÓNICAS DE NARNIA: EL PRÍNCIPE CASPIAN

(Puntaje: 1)

Decidí, finalmente, hacer la crítica de esta película, que no recomiendo, frente al aluvión de carteles que están inundando nuestras calles hace unas tres semanas. De paso, me sirve para confirmar mi teoría: el cine fantástico actual es todo igual. Y si no es todo igual, siempre mantiene un formato preestablecido donde lo fantástico pierde toda su magia porque se reduce al ingreso del espectador o los protagonistas a un mundo donde cualquier cosa puede pasar. Por ende, nada de fantástico tiene este cine.
La definición dogmática de fantástico es que en el mundo real suceden eventos que contrastan con esa (nuestra) realidad. Por supuesto que es difícil encontrar géneros "puros". Un ejemplo: una película de ultratumba es fantástica en este sentido, pero la preponderancia de otras características la hace ser de terror y no fantástica. Por todo esto, esta discusión de géneros sería absurda si efectivamente las películas denominadas hoy como "fantásticas" tuvieran, aunque contradijeran la definición que propuse, la calidad para sostenerse a sí mismas como género y no solamente como mega tienda comercial.

En Las crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian nos encontramos con el territorio de Narnia, unos siglos después de los hechos del primer filme, devastado por los humanos. El reino de Narnia ha perdido su magia y con ella al León Aslan, jefe supremo de los animales parlantes, las criaturas oxidadas de viejas mitologías y los árboles danzarines. La tarea de los chicos esta vez: salvar al reino de los telmarines atacantes, cuya cabeza, Lord Miraz, ha forzosamente enviado al exilio al sucesor de la corona (el Príncipe Caspian), y evitar que Telmar tome posesión de las tierras narnias y masacre a sus habitantes.
Con ese argumento, o similar, se han realizado muchas producciones. Pero la simpleza argumental, o, mejor dicho, la desidia argumental de ésta es abrumadora. Todo se sirve en bandeja al espectador (mayor de 13 años). Las idas y vueltas argumentales son banales, sino inexistentes. La resolución de los conflictos es poco profunda y trillada. Y lo que es peor, hay escenas directamente copiadas de otros filmes, como El Señor de los Anillos (recordar cómo escapa Gandalf de la torre de Isengard). Este insulto fue demasiado para mí, y la película se torna en un chicle pseudo cristiano (respecto a esto ver qué lugar juega el león Aslan, el zoológico animatronic computarizado y los valientes niños) no aburrido por completo, aunque absolutamente decadente.
Por otro lado, si se piensa que esta película es así porque es para niños, la ingenuidad no podría ser mayor. El filme es lo suficientemente hipócrita como para cortar cabezas y mostrar los cascos cayendo sin sangre, todo en pos de amoldar una cruenta guerra al público semi infantil. Público que también pensará que los príncipes son siempre esbeltos, bellos y jóvenes y que las actitudes de los "malvados" se producen por "ansia de poder", originada, por supuesto, en su pura maldad.

Las crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian ¿un mal trago que hay que pasar para la tercera parte? No. Sólo una muestra de la decadencia de un género y el auge del capital y lo que nos quieren implantar como grandioso mediante afiches y muchos efectos. Al tampoco permitirnos dar demasiada discusión sobre ningún tema, creo que se trata sencillamente de una película mala y para nosotros muy poco productiva.

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