viernes, 30 de noviembre de 2007

EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD

(Puntaje: 7)

Brad Pitt es Jesse James y Casey Affleck (¡actúa bien!) es Robert Ford, un "fan" enfermizo de aquel integrante del grupo de ladrones y asesinos más buscados en la época del Salvaje Oeste, o no tan oeste, quizá, los Hermanos James. Podría pensarse que este filme es definitivamente un western, pero no, amantes de los cowboys. Una de los principales objetivos de la película es alterar el arquetipo de western que tenemos en mente. Aquí, no hay calor, hay nieve. Aquí, no hay encuentros de pistoleros high noon, ni damas a las que rescatar. Es más, no hay indios (bueno, sí, ya sé que la mayoría murió durante la guerra). Sin embargo, más allá de toda esta presentación anti dogmática, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford mantiene la figura del bandolero como un estandarte para poder alterar al género desde el género mismo. Ya en las primeras escenas de esta obra vemos cómo Jesse tortura a un guardia de tren por intentar resistirse a abrir las llaves y arrodillarse a sus pies. No hay "aventura" en esta película con muy bella fotografía, sino bastante tensión (con 160 minutos de duración es lógico que algo se haya relajado) , mostrando cómo el thriller, el psicodrama y el western se unen: western psicológico, damas y caballeros.

A continuación, la otra cara de la milanesa...

A veces las películas ganan por audacia. A El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford no le faltó ni audacia ni algunos (varios) huecos en el balde que hicieron que el resultado final del filme no fuera el mejor. Y no sé hasta qué punto esta flojera se debió a los contenidos intrínsecos de la película. Esto es, cuando Jesse James es transformado en objeto de admiración y temor (terrible temor) y tras su muerte es venerado en contraposición al escarnio que sufre su asesino, Robert Ford, la conclusión "moral" o como quieran llamarle, resulta, o muy obvia (es mejor ser valiente y asesino sanguinario y ladrón, a ser un cobarde que mata por la espalda "a traición" a un asesino perseguido por más de una década) o bien, quizá demasiado rebuscada y meramente estética y estática (en un momento de anarquía en los EEUU, se valora más la valentía y la rebeldía contra una autoridad, tras la guerra civil, muchas veces no querida, que seguir a la legalidad de las autoridades contra las que se luchó durante la guerra y, encima, ejecutarla cobardemente, sin código). Esta última opción es de una gran riqueza "metafórica" en cuanto a la toma de postura "histórica" del filme. Sin embargo, sólo realiza una suerte de "historia monumental", "historia anticuaria", donde su utilidad para el presente es nula o, incluso, perjudicial, ya que esta decepción nos permitiría volver a la interpretación de la conclusión anteriormente dada: es mejor ser asesino y valiente que cobarde y asesino de un asesino.

Si las inconsistencias del filme lo hacen olvidable, o meramente citable, el tiempo dirá. No siempre propuestas interesantes logran el mayor revuelo. Generalmente, se contentan con una palmada en la espalda. Y creo que a Brad Pitt ya no le hacen falta.


Hernán A. Manzi Leites

No hay comentarios: