(Puntaje: 6)
New York, New York, la capital del mundo (metáfora robada de una revista de viajes) y un monstruo. Cualquier monstruo. Así como New York es, en potencia, cualquier ciudad... Es decir, CLOVERFIELD, es un genérico de película de monstruos. No es cine zeta trash y tampoco tiene la intención de hacer un show de efectos visuales. CLOVERFIELD no es en absoluto ostentosa.
Esta simplicidad genérica, afortunadamente, no llega a ser mediocridad. Es como el agua mineral, que nos quita la sed y muchas veces la preferimos a una gaseosa barata y mala. Del mismo modo, la película no llega a conmovernos demasiado. Sólo tomándola como una tábula rasa monster, la podemos traspasar a un Buenos Aires o a otra gran urbe y asustarnos pensando en el monstruo atacando Villa Crespo.
Este filme, siendo todo un cliché, no peca de los defectos de otras películas de monstruos, cuyo ejemplo paradigmático es el relativamente reciente bodrio de Godzilla. Y creo que lo que marca la diferencia en muchos aspectos es, definitivamente, la cámara en mano a lo Blair Witch. La filmación de esta cámara es recogida por quienes investigan el caso, el pentágono o algún organismo de esos, y se nos enseña la filmación a nosotros, expertos en Ghostbusters y Expedientes Secretos X. Desde allí, claramente, la película no puede jactarse de intentar ser más "realista" ("¿qué haríamos si en verdad un monstruo nos atacara?"), sino más bien de "género", lo que le da la posibilidad de eludir críticas del estilo "esto sólo ocurre en las películas", pues la respuesta sería que es una película y que los monstruos no existen. Sin embargo, a pesar de este paréntesis, la cámara en mano que lleva uno de los protagonistas (aclaro que no es el director, como en Inland Empire) detiene a priori a guionistas sensatos, como lo son en este caso, de caer en lugares comunes horrorosos y más que irreales, ilógicos, como intentar destruir al monstruo o explicar su origen. Nada de esto ocurre aquí. Voy a permitirme hacer una suerte de sinopsis: En una fiesta de despedida, aparece un monstruo destruyendo la ciudad; hay que huir del monstruo, por el puente, corriendo, como sea que se nos caen rascacielos encima; ay, la chica que amo está atrapada en los escombros, vamos a rescatarla (si no hay superhéroes no hay género pasatista que aguante); mientras se combate al monstruo como sea, dándole duro y parejo con tanques, misiles, etc.; caos, caos, sangre, caos. Cuán destacable es esta sinceridad, y lo mejor, sin abusar de los momentos sorpresivos para asustar.
En suma, CLOVERFIELD no es una gran película, pero es muy franca. Película de monstruos, emoción, nada de ocultar el monstruo o mostrarlo innecesariamente, pocas jugadas heroicas de norteamericano astuto y un poco de amor y de aventura para que sea comercial y atractiva. Entretenimiento con una dosis de reflexión sobre el cine y sus géneros... Esto, si el filme no nos dejó contentos, pero indiferentes.
Hernán A. Manzi Leites
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