lunes, 8 de junio de 2009

UP - UNA AVENTURA DE ALTURA (3-D)

(Puntaje: 7)




El género de aventuras, que quizá en estos años sólo Spielberg ha demostrado manejar con habilidad, es un viejo concepto de trivialidad que, bien utilizado, puede dar emocionantes resultados. Disney/Pixar logra llevar adelante tanto la aventura como el cuento infantil, lindante, en este caso, a lo fantástico, y gracias a ello Up funciona como una bitácora de viaje de los motivos de la Disney. El 3-D, si bien no impacta, le da al filme la textura ideal para que transcurra esta experiencia.
Podemos decir, sí, que la lágrima fácil es uno de estos motivos y que no se puede ver este filme sin lagrimear, pero tampoco sin sentir la excitación de la aventura. ¿Un sueño infantil? De eso se trata la cosa.

Up es la historia de un viejo algo cascarrabias (Carl) quien, tras la muerte de su mujer, siente que su conformismo burgués no puede colmarse hasta que sus sueños de niñez -compartidos con su esposa- se cumplan. Evitar el mundo que nos rodea es una salida bastante acorde a la clase media capitalista, pero solemos tomar medios de escape que nos hunden más en ese fondo común de almas mediocres. Carl toma otra decisión: ata miles de globos de helio a su casa y se decide a viajar hasta las añoradas Cataratas del Paraíso, en Venezuela, acompañado del retrato de su difunta esposa. En su plan de solitario retiro, al pasado y a sus sueños, hay, sin embargo, un inconveniente: un chiquillo boy scout, experimentado en teoría de las niñerías (aunque las niñerías bien que las pone en práctica), permanece en el porsche de su casa cuando ésta eleva vuelo. Desde aquí comienza la aventura.

La película tiene muchos recursos propios del género, el primero y más notable, la recurrencia a lo exótico y, segundo, el tópico del viaje. El tercero, como se ha dicho ya, la emoción. En cuanto al contenido ideológico, podemos decir que sigue la línea de Disney de "salven a los animales", y en cierto sentido condena al naturalismo del coleccionismo, pero no así a la ciencia y a las manipulaciones que en torno a ella se tejen. La aventura es, en cierto sentido, deudora del cientificismo y, por eso, esta película se vuelve, o bien anacrónica, o bien puro entretenimiento, lo cual es muy positivo, pero la hace inconmesurable con, por ejemplo, Wall-E.

Empero, es destacable este anacronismo en tanto genera contrastes fructíferos en relación con las produccines infantiles actuales, muchas de ellas orientadas hacia una existencia tecnificada, violenta o con demasiada magia y escaso vínculo de los elementos fantásticos con la vida ordinaria, que es la de la mayoría de los niños del planeta. Y, por supuesto, critico la carencia de vínculo entre fantasía y realidad (lo cual destruye al género fantástico), y no abogo por un arte infantil "realista".

No sé cuán caro va a pagar Disney el anacronismo, si es que ocurre, a pesar del éxito de la película. Yo creo que es una fórmula probada en los niños: lo anacrónico está para que los padres se diviertan.
Hernán A. Manzi Leites