(Puntaje: 7)
Mickey Rourke regresa "triunfal" al cine con una película sobre la decadente vida de un antaño exitoso wrestler, quien, 20 años después de que lo vitorearan en el Madison Square Garden, a duras penas sobrevive. Darren Aronofsky, el director que conocemos por Requiem por un sueño, sabe retratar su miserable vida con toda la estética trash que se merece el argumento, que en cuanto tal no brinda al espectador mayores sorpresas o placeres. La cámara que casi todo el filme persigue al luchador Robin "Randy The Ram" Raminzki como en un documental ilustra la intención del director: pongámonos en la piel de Randy por algunos round -por cierto los más duros.
Además, en un excelente papel, se suma Marisa Tomei como Pam "Cassidy", una bailarina de club nudista frecuentada por Randy, y entre ellos surgirá el único amor que parece poder surgir de sus lamentables vidas, algunas ráfagas de expresión de cariño. Por otra parte, hay más miseria con una hija de Randy que no lo quiere ver ni en figuritas.
¿Qué nos deja, pues The Wrestler? Una historia bien contada, con ciertos clichés y burdas metáforas, pero que quizá por la excelente apuesta estética (dentro de la cual incluyo la musicalización metalera) y la simplicidad del retrato de los protagonistas, no da lugar a mayores expectativas. En este sentido, el filme de Aronofsky da buenos resultados, pero su trascendencia, como la vida de The Ram (y la carrera de Rourke) encuentra sus límites. El director mismo supongo sería consciente de que su obra no podía exigir más.
Hernán A. Manzi Leites